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Writer's pictureStephen Santiago

Descubrimientos Semanales:Quantic, Nidia Góngora, Gabrielle Sey, Laura Galindo, Len y Más.

Dale la vuelta al globo en 6 canciones con este mapamundi sonoro de artistas emergentes para tu disfrute.


Quantic & Nidia Góngora - “El Chiclan”

Un cha-cha-cha que suena instantáneamente clásico y legendario en el marcar de su clave caribeña. La producción no es pristina ni envuelta en celofán. Es vivida, suficientemente cruda y en tu cara pero con belleza orquestada en la sencillez de violines al centro. Estos son intercambiados por trompetas en ciertos segmentos para énfasis rítmico. Las voces de fondo tienen esa cualidad jocosa y divertida que contrastan y complementan el relato de la voz principal sobre un treintón que aún vive con su madre por ser estéril. El piano, el bajo y la percusión menean con la sabrosa gordura de una madrugada en el Palladium de Nueva York. Hay dominio total y reverencia a esa tradición salsera. Esta es la receta de abuela.



Gabrielle Sey - “Vapour”

Una voz con la profundidad, sustancia y consuelo de una Jarboe de Swans que alterna entre sequedad, vibrato escalofriante y reverberación etérea. Hay capas de otras voces moduladas, alteradas y hasta al revés para expandir la paleta sonora. El tema empieza bastante dramático y sombrío con los arpegios de guitarra acústica, el bajo rudimentario y acordes sueltos de piano abriéndole paso a la emotividad vocal. Hay un desvío en el camino y la canción incorpora un bailoteo místico hacia la segunda mitad con toques de percusión oriental para crear un hipnotismo auditivo.



Laura Galindo - “Experiment”

El arreglo instrumental claramente busca aportar a la complejidad y confusión central de la temática lirical. Lo logra mediante poliritmos esparcidos pero metódicamente posicionados. La ceja de cualquiera se alza con interés tan pronto capta la aparente disparidad entre el ritmo del sintetizador que abre el tema y el de la batería que entra un poco después. Mientras se construye el resto de la pista caes en cuenta que todos los instrumentos tiran giros inesperados en ese rompecabeza métrico. Aquí hay composición clásica, esto es jazz. Una balada de avant-pop que esquiva lo convencional y musa sobre juegos de control, manipulación y venganzas sinfónicas.

Len - “Not Around”

Un R&B dulzón en espíritu, pero contemplativo y con una pizca de sátira. La voz ronda en algún punto medio entre la sensibilidad de Billie Eilish susurrándole a su almohada y la franqueza humorística de Amy Whinehouse botándote en la basura. Una voz que transmite la frustración de seguir cayendo en la misma trampa, pero con suficiente frecuencia para mofarse del asunto. La instrumentación no titubea ni duda sobre su rol de soporte y se mantiene concisa y directa. Sus momentos notables son los detalles como las ráfagas de trémolo que se asoman en los puentes y en los breves momentos donde la batería se detiene para abrir el espacio sonoro e interactuar con las voces armonizadas.



D’Arcy - “Lover”

Este es el sonido de un sistema operativo derramando su tarjeta madre, sobrecargando su disco duro y cortándose los cables por amor. Un lamento ciber gótico con producción robóticamente helada sobre la pasión flamante de la entrega total y sacrificio. Entrega al punto de caminar sobre vidrios. El panorama se pinta con orquestación mínima pero expansiva. Sintetizadores rígidos que empujan a la voz con accesorios de vocoder. Arcos de cuerdas, xilófonos enmascarados y coros cavernosos se van introduciendo remitiendo al tipo de cosa que pudieses esperar en una pista de Björk o una banda sonora de Danny Elfman.



Kowloon - “The Sun”

Un trocito de pop delicado, colorido y jovial. Hay en el ritmo unos brincos y saltos medios funky y juguetones, pero todo envuelto en una producción tierna y sutil en su júbilo. La canción suena a sábado de limpieza, a perro empapándote mientras se sacude el pelo, a peleas de brocha mientras pintan la casa. La percusión es mínima, compacta y aplastada en la mezcla para resaltar la fidelidad y claridad de la voz y el brillo infantil del resto de la instrumentación. El solo del final elude una identificación clara del instrumento que lo ejecuta. ¿Es una guitarra? ¿Un sintetizador? ¿Un clarinete filtrado por mil pedales?

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