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Entrevista con La Rueda y su nuevo trabajo: Psicodelia afro colombiana, fiestas, DJs y remezclas.

Después de cumplir un año desde su lanzamiento, “El Indio Conakry”, último álbum de la banda de música afro-colombiana La Rueda, se renueva en 2020 con una versión de remixes electrónicos que mezclan el poder de las gaitas indígenas, los tambores del caribe colombiano, los cantos y ritmos de Guinea con sonidos y composiciones electrónicas vibrantes.

La Rueda. Foto Suministrada.

La agrupación, compuesta por tres colombianos (Shangó Dely, Diego Garnica y David Mesa) y el guineano Aboubacar Syll, aprovechó el parón de la música en vivo para invitar a diez destacados djs y productores de música electrónica de diversas latitudes y sonoridades del mundo, para reinterpretar las canciones que componen el álbum en clave techno, dub, champeta, house, tropical bass y electrónica global, con el sello característico de cada uno de los creadores invitados.


Son diez dj’s y productores de Argentina, Colombia, Chile, Estados Unidos, Reino Unido y

Venezuela que imprimieron su huella y su estilo en diez canciones que, en su estado original, con esa sabrosa salsa elaborada con ingredientes contemporáneos y psicodélicos que caracteriza el sonido de La Rueda, ya merecían aparecer en los dj-sets de los selectores punteros del género. Pero que ahora con este nuevo giro e impulso abre un nuevo abanico de posibilidades de mezcla y re-mezcla que de seguro vamos a estar escuchando en las pistas de baile y en mixes alrededor del mundo. Dándole de esta forma mucho mayor alcance a la música del proyecto afro-colombiano, multiplicando por diez sus posibilidades de ser descubiertos por nuevos oídos hambrientos de sonidos frescos.


Hablamos con David Mesa integrante de La Rueda y Dj, quién también cumple las funciones de management del proyecto, para que nos contara en primera persona sobre el proceso de gestación de un proyecto de este tipo y las posibles implicancias que puede tener el acercar la música orgánica de un proyecto musical a la labor de un/a dj y/o productor/a de electrónica:


Coke (C): ¿Cómo nace y cómo se gesta la idea de realizar "El Indio Conakry Remix"? 

 

David (D):

La idea nace desde que grabamos El Indio Conakry y vimos el gran potencial que podíamos aprovechar de esos “stems”. Siempre hemos querido imprimir un toque electrónico a nuestra música, y sabíamos que tener todas esas grabaciones de tambores, voces y gaitas por separado serían un gran insumo para producir música electrónica. Quisimos dar la oportunidad a otros artistas de remezclar o reinterpretar nuestros temas para así volcar aún más nuestros sonidos hacia el mundo de la electrónica, llegar a otros públicos y sobre todo seguir creando música, de alguna manera reciclando nuestro sonido.


El trabajo de este nuevo álbum fue rastrear y juntar a diez destacados productores de la

electrónica mundial, que tuvieran alguna relación, experiencia o simplemente el gusto de trabajar con músicas tradicionales y de raíces ancestrales del caribe colombiano y de África. A todos les conocíamos su trabajo musical y con al menos la mitad ya teníamos una relación amistosa como músicos y productores de mutua admiración y respeto.

 

C:

¿Cómo ves la relación que existe en la escena musical entre intérpretes/instrumentistas y la figura del dj/productor de electrónica? 

 

D:

Creo que es algo apenas se está pensando a descubrir y a tener en cuenta a la hora de

producir música de cualquier tipo. Personalmente creo que, a la hora de hacer música, no sólo debes pensar en tu público sino también en hacer piezas que sean “amigables” con el dj, tanto para ser “pinchadas” como para crear remixes. Este es un concepto que permite guiar la creación hacia otros objetivos y alcanzar quizás más impacto en los diferentes públicos, esto ya depende de lo que cada músico o banda quiera conseguir con su obra.


Usualmente la figura de dj es asociada a la fiesta y la música de baile, y para el caso de

Latinoamérica cada vez más se están acercando estos dos mundos. Hablando de música electrónica solamente, hay una gran tendencia actual de producir música que se vale de sonidos y composiciones de músicas tradicionales indígenas y

afro descendientes, llevando así a los públicos y fiestas de dj set nuevos que unen mundos y formas de vivir la música que quizás antes no existían.


Para el caso de España, pienso que en general el mercado musical y la industria está llena de ejemplos de la unión entre músicos y djs con muchos matices: desde co-producciones, remixes, fiestas de bandas con djs; hay mucha diversidad quizás por ser un punto en el mapa que genera tantos encuentros culturales. Sin duda, las bandas emergentes pueden sacar provecho de este tipo de relaciones y así alcanzar un mayor impacto con sus producciones. Es muy interesante lo que menciona David sobre la creación de “piezas que sean “amigables” con el dj” algo que ya viene siendo tendencia en la música mainstream donde los productores a cargo de esas canciones ya incorporan en su proceso creativo estas “ayudas” al dj, entendiendo que un factor muy interesante para la “viralización” o la creación de un hit es poder contar con el apoyo (o la venia) de productores de electrónica en diferentes partes del mundo.



Hace años cuando el dj o selector tenía especial poder en la industria a nivel de la elaboración de las listas de reproducción de los clubes, las radios y el famoso “Top 40”, las bandas, sus managers y los sellos entendieron rápidamente que contar con su apoyo y aprobación podría hacer una diferencia significativa con respecto al éxito del proyecto. Situación que devengo rápidamente en lo que se denominó “payola” en Norte América, que no era otra cosa que sobornar al dj de turno para colocar al artista y su música en su lista de reproducción. Hoy en día las relaciones de poder dentro de la industria fonográfica han variado y siguen variando año a año concentrando la mayor parte del poder en las multinacionales que son las que deciden que se escucha y que no se escucha en la radio. Pero a pesar de esa concentración de poder, a la par, han crecido distintos ecosistemas sonoros independientes con su propia fauna

de bandas, productores y dj’s, que no conoce fronteras, ni discrimina nacionalidades ni razas, y creo que hay en estos ecosistemas una posibilidad para todos los participantes de crear círculos virtuosos, sinérgicos de apoyo mutuo y colaborativo. Tomando las creaciones de unos y otros, para destruirlas y reconstruirlas en nuevas piezas musicales, adaptándolas a nuevos contextos, culturas y subculturas.


Pienso en el hip-hop, movimiento pionero de la cultura remix. Pienso, por ejemplo, en US3, que de seguro hizo más por la difusión del jazz que mucho críticos, escritores y difusores de esta música, que a pesar de sus buenas intenciones equivocaron siempre el camino. Pienso también en las infinitas mezclas y remezclas que bailamos todos los fines de semanas de Petrona Martinez o Totó La Momposina. Para muchos de nosotros son estas reversiones la primera vez que nos encontramos con una canción o con un artista. Y es que veo en lo que ha pasado en el hip-hop y la etno-trónica, que son sólo dos ejemplos concretos, una posibilidad extrapolable a muchas realidades. Lógicamente no todas las propuestas musicales tendrán sentido en este plano, pero sí creo que puede ser una buena práctica incorporar esta noción –o al menos planteársela- a la hora de producir una canción o un álbum. Agregar, además, que esta noción impulsará tanto a bandas como a dj’s a conocerse los unos con los otros, cohesionando la escena a nivel local, generando lazos de amistad y colaboración, creando conceptos variados y ricos desde la escena más emergentes, tanto a nivel de producción fonográfica y difusión musical, como a la hora de planificar un espectáculo.


Volviendo de lleno al caso de La Rueda me parece que la banda da en el clavo con una

estrategia sincera de difusión que nace de las ganas de colaborar y crear. Qué no es agresiva para con la audiencia, que aprovecha la sinergia que se crea al conectar con personas con intereses comunes y pasión por la música. Por último, agregar que el timming es perfecto, en vez de caer en la trampa de la histeria del live streaming a diestra y siniestra, la banda da un paso atrás y se dedica sacar un provecho inteligente y concreto al tiempo en confinamiento. Sobre esto, y los planes para el futuro de La Rueda, David nos comenta lo siguiente.



C:

¿Cómo ha sido el periodo de confinamiento para la banda? 

 

D:

El confinamiento afectó nuestra agenda de primavera y verano ya que teníamos planeados ya varios conciertos en España y una gira por varios países de Europa. Quedamos detenidos en el tiempo, y fue el momento de aprovechar para sacar este nuevo álbum de remixes que desde el año pasado teníamos en los planes por realizar y no nos habíamos lanzado a hacerlo. Ha sido muy provechoso trabajarlo en este tiempo de confinamiento, ya que no sólo nosotros tuvimos el tiempo y las ganas sino también los productores estaban totalmente dispuestos para hacer nueva música. Así mismo, sabemos que una de las cosas que todo el mundo hace para pasar el tiempo confinado es escuchar música y que mejor oportunidad para lanzar un nuevo álbum que la gente se lo baile en casa y que cuando pueda salir a la fiesta y suene lo tenga ya en su

radar. Le vimos el lado positivo a este parón obligado y estamos muy contentos con el

resultado.


C:

A pesar de lo incierto que es el futuro a corto plazo de la música en vivo.

¿Hay planes concretos para La Rueda de cara al verano y lo que resta de año?


D:

Actuando todavía desde la incertidumbre, ya estamos programando nuevos conciertos para el mes de septiembre, si se dan las cosas tenemos ya un viaje confirmado a Francia donde podremos realizar nuestro primer concierto después del confinamiento. Queremos hacer muchas cosas, esperamos que poco a poco se vaya activando la cosa. Mientras tanto seguimos cocinando el proyecto, tenemos más música por grabar, queremos prensar el nuevo disco en vinilo, estamos preparando un catálogo de venta de camisetas de la banda, y bueno no paramos de soñar con volver a los escenarios y poner a bailar a todo el mundo.



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